Si, escribo
a partir de vos… después de pasar tiempo al lado tuyo. Después de sentirte, guardando todas
las sensaciones que me causas… y no sé si esto es escribir sobre mi. O
como leí hace unos días… compartir estos momentos, es como un espejo. Porque hace rato me doy cuenta, que mirarte es como mirarme un poco. No por
parecernos, sino mas bien, porque surjo al verte. Son tus teorías, tus
miradas, tus gestos, tu voz.
(Y esa boca
que no debo besar. Y esas manos que no debo morder. )
Reteniendo
mis ganas, pero queriendo aprender todo de memoria. Las pausas, los tonos, los
movimientos.
Este
mirarte con hambre, escucharte con hambre, desearte con hambre.
Me enseñás
a contener lo que soy y me regocija. Porque al no estar exacerbada, puedo
disfrutarme más. Reteniendo las sensaciones el tiempo suficiente como para saborearlas , para entenderlas.
Y no sé
hasta que punto es inocente.
No sé hasta
donde te cuidas… percibo rendijas, pequeñas si, más no menores.
Yo quiero
seducirte también, compruebo. Quiero envolverte un poco. Quiero que sientas eso que me haces sentir. Y me sonrío, mientras te escucho, aquí
sentado al lado mío. Feliz de que me mantengas así de atenta.
(Te doy la
razón en silencio)
Sonrío al
comprobar, que mi instinto no fallaba. Que había algo en vos que me anticipaba
esta fascinación, este entusiasmo.
Sintiendo
que me acurruco dentro mío, no más para escucharte. No más para leerte.
Y es un
placer tan imperceptible y delicado… Sospechás nuestras similitudes, aunque me
esfuerce por negarlas o esconderlas… ¡Hay un pueblo dentro mío!
Y acá
estamos, reteniendo tus sonrisas, tus ceños fruncidos, tus miradas incisivas…
Teniendo bien
claro que esto no ha sido poco… Queriendo más.
Por Sabrina Cintora Vaschetto.
Por Sabrina Cintora Vaschetto.