miércoles, 22 de mayo de 2013

Adicción.


Si, escribo a partir de vos… después de pasar tiempo al lado tuyo. Después de sentirte, guardando todas las sensaciones que me causas… y no sé si esto es escribir sobre mi. O como leí hace unos días… compartir estos momentos, es como un espejo. Porque hace rato me doy cuenta, que mirarte es como mirarme un poco. No por parecernos, sino mas bien, porque surjo al verte. Son tus teorías, tus miradas, tus gestos, tu voz.
(Y esa boca que no debo besar. Y esas manos que no debo morder. )
Reteniendo mis ganas, pero queriendo aprender todo de memoria. Las pausas, los tonos, los movimientos.
Este mirarte con hambre, escucharte con hambre, desearte con hambre.
Me enseñás a contener lo que soy y me regocija. Porque al no estar exacerbada, puedo disfrutarme más. Reteniendo las sensaciones el tiempo suficiente como para saborearlas , para entenderlas.
Y no sé hasta que punto es inocente.
No sé hasta donde te cuidas… percibo rendijas, pequeñas si, más no menores.
Yo quiero seducirte también, compruebo. Quiero envolverte un poco. Quiero que sientas eso que me haces sentir. Y me sonrío, mientras te escucho, aquí sentado al lado mío. Feliz de que me mantengas así de atenta.
(Te doy la razón en silencio)
Sonrío al comprobar, que mi instinto no fallaba. Que había algo en vos que me anticipaba esta fascinación, este entusiasmo.
Sintiendo que me acurruco dentro mío, no más para escucharte. No más para leerte.
Y es un placer tan imperceptible y delicado… Sospechás nuestras similitudes, aunque me esfuerce por negarlas o esconderlas… ¡Hay un pueblo dentro mío!
Y acá estamos, reteniendo tus sonrisas, tus ceños fruncidos, tus miradas incisivas…
Teniendo bien claro que esto no ha sido poco… Queriendo más.

Por Sabrina Cintora Vaschetto.