Te me vas.
Y siento que la vida, de repente se detiene. No escucho ni veo nada.
Es un dolor
tan grande, es un hierro quemándo mi sangre.
Saber de
pronto que no voy a ver tu cara, no más tus ojos en mi vida, no más tu voz
cantando…
Nunca más
tus manos en mis manos, nunca más los nervios de tu llegada, nunca más tu
sonrisa perfecta.
Nunca más
tus dedos en mi pelo, nunca más tus besos, nunca más tu sexo.
Mirar alrededor
y ver cuán hondo has llegado, y que difícil es para mi no verte en cada rincón.
Tirar la
colilla de tus puchos y saber que es la última vez, ha sido lo más triste que hice.
Todas mis
lágrimas mezclando esas cenizas, sintiendo que fui insuficiente, que detenerme
para apreciar todo lo que sos, sin hacerte partícipe de mi visión…fue estúpido.
Recién me
animaba a tocarte, recién me animaba a acercarme a vos. A salir de mi embobe
para querer compartir eso que nos une, eso que nos hizo vernos la primera vez.
Porque yo CREO
en lo que hay entre nosotros. Porque yo CREO en lo que mi corazón reclama
cuando te ve. Porque yo CREO en lo que me dicen tus ojos cuando me miran.
Y nos estas
matando.
Las
semillas necesitan paciencia para germinar.
Quería
superar momentos duros al lado tuyo.
Codo a
codo. Abrazándonos.
Yo quería
que fueras el último hombre con quien haga el amor.
Es sacrílego
correr este mar de sensaciones esperando por salir. No darles lugar, no hacer
un tiempo. Perdoname, pero me niego a llevar la bandera blanca.
Yo necesito
que vos tomes esta oportunidad de hacernos propios!!
Te prometo
que vale la pena.
Te prometo
que voy a estar ahí.
No quiero
la vida que tenía, siempre va a estar llena de baches. De agujeritos.
No me sale
despertar y no saludarte. No sostenerte la cara cuando te beso.
Pienso en
todas las cosas que quise hacer y que me aguante. Y es tanto lo que me
reprocho!
No me dejes
sola, Amor.
No mates a
quien no termina de salir de mí. Yo también quiero conocer a la que estas despertando.
No me trunques así.
Mis ojos,
mi piel, mi boca, mis ganas, mi fuerza, mi amor están mirandote.
Nadie es como
vos, nadie me llega como vos.
Dame la mano, mirame. Sólo soy yo.
No me sueltes.
No corras.
No te vayas.
Por Sabrina Cintora Vaschetto.