martes, 18 de junio de 2013

Inmortal

¿Porqué será que te dedico tanto?… Sale a la luz, simplemente, que busco regalarte algo que no sea perecedero.
Porque en mis inconstancias, en mis montañas rusas, necesito un cauce. Un ancla, quizás. Un cable invisible a la realidad que no me trunque, sino que me impulse. Un resorte. Un trampolín.
Mi deseo inconsciente es brindarte algo que no se muera, que no se opaque, que no pierda fuerza, que no se vuelva leve.  Quiero darte algo que me traspase, que permanezca si no estoy.
Es un deseo de trascendencia, que sólo tiene que ver con vos. Que sólo nace con vos...
¿Por qué?
Y si me voy mucho de mí, alejándome de este sentimiento e intento verte sin sentir? Trato de mirarte y no a lo que siento…
No me sale. Pues lo que veo me resulta tan magnético. Tan embriagador en un punto, y tan interesante.
¡Somos tan similarmente distintos! 
Es tu forma de mirar, así con mil ojos…
Me despierta.
Me señalás detalles invisibles para mí. Tal vez sea por eso que intento devolverte mi traducción de tu perspectiva de la realidad, de esta forma, en garabatos.
Porque celebro lo que me haces sentir.
Porque quiero perpetuar mi homenaje.
Para acariciarte hacia adentro, sin caducidad.
Porque no tengo recurso más auténtico que mis letras, es que yo misma soy tan efímera, tan fugaz, tan huidiza…!!!
Necesito entregarte algo que se mantenga. Que se renueve y que se alimente de tus leídas (y de las leídas de otros) para que crezca en miles de universos diferentes, y que (tal vez) un día, alguien en la calle repita mis palabras trayéndote la confirmación, la alegría y la inmortalidad de este presente.
Te regalo mis palabras para que sientas mi abrazo firme y cálido.

Para que no te olvides, que provocas el ímpetu creador de un mundo, con solo ser y estar a mi lado. 
Es por vos, Amor.
 Sólo por vos.

Por Sabrina Cintora Vaschetto.